Este 14 de abril de 2021 es una fecha importante para la ciudadanía demócrata de nuestro país. Se cumplen 90 años de la proclamación de la Segunda República, un proceso histórico que constituyó un avance incalculable en términos de democracia y de justicia social. Nuestro país sigue teniendo asignaturas pendientes que no olvidamos, como el pleno reconocimiento de quienes lucharon por la libertad y la democracia frente al fascismo, pero hoy la República es sinónimo de futuro y de esperanza. Futuro ante la decadencia de un régimen incapaz de satisfacer sus propias expectativas, y esperanza frente al odio de quienes nos quieren llevar al pasado y el miedo a los avances de quienes se conforman con la situación actual.
Es el momento de trabajar por un país republicano que ponga la vida de las familias trabajadoras en el centro. Para ello, es necesario construir un horizonte compartido entre todos y todas, dibujando un nuevo imaginario transformador que se comprometa con los actuales retos sociales, culturales, políticos e institucionales. Hablar de República es hablar de un país ecologista, feminista y plural que hace de la justicia social su bandera. Hablar de República es hablar de derechos sociales y de condiciones de vida dignas para la clase trabajadora y los sectores populares. Hablar de República es hablar de justicia, democracia y libertad.
Luchamos por un país ecologista que apueste por un modelo económico responsable con el medio ambiente y el planeta, un país feminista que acabe con la lacra del machismo y garantice igualdad en la diversidad, y un país plural que vea en su complejidad cultural y nacional una riqueza que debe ser cuidada. Luchamos por un país con justicia social en el que los derechos de los trabajadores y las trabajadoras estén por encima de los intereses de las oligarquías acostumbradas a mandar sin presentarse a las elecciones.
Nuestro proyecto de país y modelo de Estado deben ser construidos de manera participativa, ya que la República es un proyecto popular de mayorías que conecta con las preocupaciones cotidianas de la ciudadanía. La monarquía carece de legitimidad no solo de origen, sino por su corrupción y su papel estructural como enlace entre los poderes económicos y los poderes políticos y mediáticos. Monarquía es sinónimo de pasado y decadencia. Por el contrario, la República es un proyecto integral y renovador de país que abarca el conjunto de problemas, injusticias y anhelos de la ciudadanía, más allá del ámbito institucional. Desde estas coordenadas hacemos un llamamiento al conjunto de la ciudadanía demócrata y progresista para que se sume a la construcción colectiva del republicanismo.
Desde Izquierda Unida reafirmamos, en una fecha como la de hoy tan importante para la tradición democrática y emancipatoria en nuestro país, nuestra firme apuesta por seguir construyendo, juntos y juntas, un país más justo, más democrático y más fraterno.
Por seguir construyendo, juntos y juntas, Horizonte República.