Al farero de TORRE DEL MAR,
los hombres que inventaron la guerra,
lo fusilaron cuando «LA HUÍDA»,
por proteger en la oscuridad,
a las personas que hasta ALMERÍA,
caminaban en la «DESBANDÁ»,
para poder salvar la vida.
Y en la frontera de la noche,
que en la negrura se perdía,
el resplandor del fuego enemigo,
en un amanecer sangriento,
llegaba con bombas homicidas,
desde barcos próximos al puerto.
Los caminos se llenaron de rumores,
de dolor, de no entender, de sufrimiento,
acompasaba a la muchedumbre que corría,
un viento madrugador en aquellos cerros,
y en los oteros, junto al mar y alrededores,
jadeantes, como locos, seguían corriendo…