De la tierra, hierbas con flores malvas,
lloran en la inacabable lucha,
por las terribles muertes,
mientras la gente murmura,
pensamientos de realidad amarga,
insoportables al rudo combate,
que se pierden en la nada.
A través de tantas lágrimas,
dudando o creyendo en el otro,
medito asombrada, tranquila,
que te fuiste para siempre,
en lo mejor de tu vida.
Algo ha quedado tuyo,
no se puede acabar tu gracia,
en este mundo terrenal,
y como luciérnaga en la noche,
nunca dejes de brillar…