Cristina Peri Rossi nace en Montevideo, el 12 de noviembre de 1941. Escritora, traductora y activista política uruguaya. En 2021 fue galardonada con el Premio Miguel de Cervantes.
Escritora comprometida, sus obras giran en torno a la libertad del individuo frente a la opresión del poder, el feminismo, el amor y la sexualidad.
Su adhesión a la coalición izquierdista Frente Amplio como miembro independiente, junto con su participación en la revista liberal Marcha, cerrada por los militares en 1970 y en el diario comunista El Popular pusieron en peligro su vida. A los treinta y un años, se tuvo que exiliar.
Se exilió en Barcelona, pero, acosada también por el franquismo y al habérsele retirado el pasaporte uruguayo, se refugió unos años en Francia. Decide regresar a Barcelona donde empieza a elaborar su obra literaria hasta el día de hoy.
Por ajeno, todo era amenazador: los árboles de Rambla de Cataluña, las farolas, las suntuosas escaleras de algunos edificios, los balcones modernistas, las tiendas de ropas o de alimentos. Durante ese año, yo no había tenido conciencia del asilamiento, de la separación, de la extranjeridad. Tu compañía, el amor me había protegido de esa angustia.
La insumisa es una novela autobiográfica sobre su infancia y adolescencia. Se nos presenta como una niña inquieta que experimenta, observa y pregunta… y no le suelen gustar las respuesta. A través de diferentes episodios de su vida asistimos a su crecimiento y evolución. Con humor, comentarios afilados y mucha pasión, nos hace un retrato de la sociedad que le tocó vivir. Un padre violento, un tío misógino, una abuela fuerte con la familia cargada a sus espaldas, pero sobre todo su madre.
La primera vez que me declaré a mi madre, tenía tres años (según los biólogos, los primeros años de nuestra vida son los más inteligentes. El resto es cultura, información, adiestramiento). Yo tenía propósitos serios: pretendía casarme con ella. El matrimonio de mi madre había sido un fracaso y ella estaba triste y angustiada…
Así comienza esta novela autobiográfica, que recorre sus años de infancia y juventud con perplejidad y extrañeza ante el mundo que le ha tocado vivir y que no comprende. El primer beso, enamorarse y descubrir que «no es normal» enamorarse de una chica. Los animales y la ternura que le despiertan. La música y la elevación que le hace sentir. Los libros que devora con pasión.
Yo leía con la delectación indiscriminada de una adicta y de una conversa. Mi religión era la literatura[…]
Se percibe una vida en permanente conflicto entre lo que ella quiere hacer y la realidad, la «Sociedad» (los juicios sociales, los roles), su lucha contra las prohibiciones y costumbres sociales impuestas por el hecho de ser mujer.
– ¿No hay mujeres directoras de orquesta? […] – No. – ¿Por qué? – Porque son mujeres[…]
Imposible yo era una mujer. Desgracia. Ser mujer se convertía en el obstáculo para muchísimos de mis deseos.
Libre, curiosa, compasiva, apasionada… Pasar por este mundo la invita a sublevarse, a levantarse contra todas las injusticias, sobre todo las que sufrimos las mujeres por el sólo hecho de serlo.
Los papeles estaban fijos y predeterminados. Hasta podía asegurar que esos papeles estaban asignados desde antes de que yo naciera. Se habían configurado desde antiguo en mitos y leyendas. Correspondían tanto a la religión como a la historia. Asignados por el sexo y por el género. Pero yo estaba dispuesta a luchar. No me importaba morir en el combate. Era muy joven (tenía sólo diez años) y, como todos los niños, no temía a la muerte: temía a las injusticias de la vida
Hay que leer a Cristina Peri Rossi.