Que la vergüenza cambie de bando

Gisèle Pelicot, mujer de 71 años, es tristemente noticia este año en Francia y en el mundo entero, por haber sido violada durante una década por más de cincuenta hombres de entre 26 y 74 años, a instancias de su marido. Su marido Dominique Pelicot ofrecía la posibilidad de violar a su mujer mientras estaba drogada a través de un portal web. Estas violaciones eran grabadas. Algunos de los hombres a los que les hizo la oferta, dijeron que no, pero no hicieron nada, no denunciaron. La omisión produce el mismo efecto. Como ninguno denunció, su marido pudo seguir adelante.

En estos momentos en Francia se está produciendo este jucio. La mayoría de los procesados ​​carece de antecedentes, y los que los tienen son por violencia machista. Entre los violadores tenemos a un bombero casado y con dos hijas, un militar cuya hija nació la misma semana que habría violado a Pelicot, un concejal, un jardinero, trabajadores de la construcción, camioneros, un enfermero, un fontanero, un periodista, un funcionario de prisiones y varios jubilados. NO SON MONSTRUOS.

A estas mujeres, estas madres, estas hermanas, que testifican en el Tribunal y afirman que su hijo, su hermano, su padre, su marido era un hombre excepcional. Yo tenía lo mismo en casa. El violador no es el que te encuentras en un parking a altas horas de la noche, también puede estar en la familia, entre amigos.

Su marido, en palabras de ella, era un amor, solía cocinar para ella y le llevaba su helado preferido a la cama… para así poder administrarle las drogas para someterla.

¿Cómo es posible que el hombre perfecto haya llegado a esto? […] Yo solía decirle: qué suerte tengo, eres un encanto, realmente me cuidas.

En Francia la ley penal define la violación como un acto de penetración o un acto de sexo oral cometido contra alguien utilizando violencia, coerción, amenaza o sorpresa.  La sumisión química no se considera como un agravante en el proceso judicial. No se menciona claramente la necesidad del consentimiento y los fiscales deben probar la intención de violar para asegurar un veredicto de culpabilidad.Ante este caso y la movilización feminista que se está produciendo, el juicio está poniendo sobre la mesa la necesidad del cambio.

El juicio es público por expreso deseo de Gisèle, que quería exponer a los violadores y llamar la atención sobre el sometimiento químico para cometer abusos sexuales. Ella ha elegido someterse a todo el despliegue mediático que se ha producido en su país, para hacer visible el sufrimiento de quienes sufren una agresión sexual. Nunca se ha arrepentido de hacerlo así:

Lo hice porque lo que me pasó no puede volver a pasar.

Ante los continuos reconocimientos a su actuación yendo a cara descubierta, a su valentía

Me han dicho que soy valiente. Esto no es ser valiente, es tener la voluntad y la determinación de cambiar la sociedad. […] Valiente es lanzarse al mar para rescatar a alguien.

Como ella dijo:

para que la sociedad cambie […] para que todas las víctimas de violación puedan decirse a sí mismas: si la señora Pelicot lo hizo, nosotras podemos hacerlo. No quiero que vuelvan a sentir vergüenza. La vergüenza no es para nosotras, es para ellos.

Por eso hermana: ¡¡¡ QUE LA VERGÜENZA CAMBIE DE BANDO !!!

Lista de los 51 hombres llamados al macrojuicio por abuso sexual. / Imagen tomada de IG: Revista volcánicas

Noticias relacionadas